Como íbamos diciendo, los chikitines quedamos "timadamente" satisfechos después de comer. Así que, por consiguiente, nos dirigimos a comernos unos pastelillos en Magnolia Backery, una reconocida pastelería "artesanal" (aunque sin hacerle sombra a la de Antonio San Rafael), donde paradójicamente teníamos el encargo de comprar una bolsa de tela (¿!!?), para Belenchi.
Tras recuperar fuerzas, nos dio por pedir un taxi al estilo americano, levantando la mano en plan casual. La pena es que nosotros con la mano levantada, no hacemos ni la estatura de una persona media, así que tras cinco minutos y 150 taxistas que nos ignoraron, Chikitina le echó valor y se colocó en medio de la calle. Entónces, un amable taxista captó la indirecta y nos paró.
"To Canal Street with Broadway", dijimos en perfecto chikinglish, y nos dimos nuestro paseíto.
Estábamos felices, porque ya habíamos vivido una experiencia más y habíamos visto que por dentro, los taxis son iguales que los de Sevilla, pero más nuevos (con pantalla de navegación+ anuncios incluida) y con menos arte.
Pues bien, siguiendo con la ruta, nos encajamos en Chinatown y caminando, sin darnos cuenta, nos metimos de lleno en la velaíta de San Genaro, en Little Italy.
Resumiendo, podemos contaros que lo más característico de Chinatown son sus puestos tipo Mercado de Abastos, con delicatesem como ranas vivas en barril de 50 litros, mojama seca y otros más secos que la mojama y pepinos, berengenas, batatas y otras verduras dignas de Nacho Vidal. (Por cierto, si París huele a yierro, Chinatown jiele a bacalao sudaíto).
Merece la pena vivir para ver.
En fin, paseando entre chinos, nos metimos en un Columbus Park, donde cual famoso con malas pulgas nos pidieron amablemente "no cámala, no cámala". Captada la indirecta, sí os podemos contar que era un parque, petaíto de chin@s, unos haciendo tai chi y otros, la mayoría, jugando o viendo jugar a xiangqi, algo extraño tipo dominó-damas-ajedrez y apostándose botones. No sabemos cuál es el misterio, pero al parecer es un parque numerosas veces retratado y grabado (aparece en la peli de Scorsese Gangs of New York).
Y justo al lado, nos entretuvimos largo rato.... TO BE CONTINUED, rollos a parte
Tras recuperar fuerzas, nos dio por pedir un taxi al estilo americano, levantando la mano en plan casual. La pena es que nosotros con la mano levantada, no hacemos ni la estatura de una persona media, así que tras cinco minutos y 150 taxistas que nos ignoraron, Chikitina le echó valor y se colocó en medio de la calle. Entónces, un amable taxista captó la indirecta y nos paró.
"To Canal Street with Broadway", dijimos en perfecto chikinglish, y nos dimos nuestro paseíto.
Estábamos felices, porque ya habíamos vivido una experiencia más y habíamos visto que por dentro, los taxis son iguales que los de Sevilla, pero más nuevos (con pantalla de navegación+ anuncios incluida) y con menos arte.
Pues bien, siguiendo con la ruta, nos encajamos en Chinatown y caminando, sin darnos cuenta, nos metimos de lleno en la velaíta de San Genaro, en Little Italy.
Resumiendo, podemos contaros que lo más característico de Chinatown son sus puestos tipo Mercado de Abastos, con delicatesem como ranas vivas en barril de 50 litros, mojama seca y otros más secos que la mojama y pepinos, berengenas, batatas y otras verduras dignas de Nacho Vidal. (Por cierto, si París huele a yierro, Chinatown jiele a bacalao sudaíto).
Merece la pena vivir para ver.
Y justo al lado, nos entretuvimos largo rato.... TO BE CONTINUED, rollos a parte




