- Qué va, hombre, si eso es bonito. Lo hacemos el día 15, después de los cursillos, aseguró él.
-¡Sí hombre!, ¡hay que ver lo que te gusta un jaleo!, protestó de nuevo ella.
- Que sí, que yo ya se lo he dicho a tu madre y lo está preparando todo, sentenció él.
Con estas palabras empiezan y acaban todos los jaleos en los que nos metemos con motivo de la boda. Porque el futuro esposo no quiere perderse ni un solo acontecimiento por pequeño que sea.
La novia quería una boda, como las de siempre, pero más sencilla, sin tanta parafernalia, evitando despedidas de solter@, tomas de dicho, cenas de pedida... y todo aquello de lo que se pudiera prescindir.
Pero el novio pensó –“no querías boda, pues toma dos tazas” y con la excusa de “quiero vivir y disfrutar cada momento”, no perdona ni un solo jolgorio.
Dicho y hecho. Todo se organizó como el novio lo dispuso.
Allí se dieron cita la flor y nata de la familia Naranjo Rivas y Claro Ponce, a la que se sumó la inestimable presencia de la familia Santiaguil (que ofrecieron su morada desinteresadamente) y la familia Nemesil, así como sus respectivos vástagos.
Desgustamos entrantes típicos de Andalucía (llaménse jamón, quesos, caña, gambas y langostinos), junto con otras viandas de elaboración casera (solomillo mechado al estilo tita Encarni, ensaladilla estrujaita estilo Estheri y tortilla de papas tamaño XL jamás realizada con anterioridad al estilo Joscla).
Jijijí, jajajá... ¡Qué hable, qué hable!... Voy a hablar, ¿qué hago? ¿hablo o no hablo? Bueno sí, bueno no. Mejor no.
Oooooooooh!!
Que gran decepción tuvo la novia, que se quedó sin palabritas de amor del novio. Se tuvo que conformar con aquella conversación en tono jocoso que tuvieron novio y padrino hacía ya más de tres años en donde el novio dijo: "Juan, te voy a reservar a la niña, por si algún dí
a me quiero casar" y el padrino contestó: "Yo, lo que tú digas, José Carlos" .
Y con la recurrente coletilla de la madre del novio “Yo sólo te digo que a mi niño, me lo cuides”.
Eso sí, no faltó la sortija con diamante y el reloj de caballero como Dios manda en estos actos.
Fue, simplemente, una cena de familia para celebrar ¡QUÉ VIVAN LOS NOVIOS!



